Wout van Aert rompe el silencio: las cicatrices mentales que casi hunden su carrera… y las dos victorias que lo devolvieron a la élite

Wout van Aert ha abierto una ventana íntima a uno de los capítulos más complejos de su vida deportiva: el impacto psicológico que dejaron las caídas de 2024 y cómo esas sombras siguieron persiguiéndole durante meses, incluso cuando su cuerpo ya estaba recuperado.

El belga, nominado por séptimo año consecutivo al Flandrien Trophy, confesó a Het Nieuwsblad que su forma de competir cambió por completo tras aquella serie de accidentes que lo dejó con una clavícula rota y varias costillas fracturadas.

No me atrevía a lanzarme. Estaba feliz por no caerme… pero frustrado por no estar donde debía”, reconoció. “Rodar simplemente por rodar no me hacía feliz”.

El bloqueo invisible que nadie veía

Van Aert explicó que su problema no era solo físico: una duda microscópica en el momento clave de los adoquines, un microsegundo de freno antes de lanzarse a un hueco.
Quizá intenté forzar demasiado”, admite. “Lo más importante fue aceptar que ya no tomaba los mayores riesgos… y que eso no tenía por qué ser negativo”.

El punto de inflexión emocional seguía siendo el mismo: Dwars door Vlaanderen, el lugar donde su temporada 2024 saltó por los aires. Volver allí en 2025 fue una prueba psicológica brutal. Perdió el sprint ante Powless pese a tener a Benoot y Jorgenson a su favor, y se culpó a sí mismo más que nunca.

No fui fiel a quién soy. Tenía miedo de que un compañero me quitara mi oportunidad”, dijo.
Pero la reacción del equipo lo sorprendió: cero reproches. “Me ayudó muchísimo ver que nadie estaba enfadado. Era parte del proceso”.

El renacer: Siena y París

Todo cambió en mayo.
La victoria sobre las pistas blancas camino de Siena, en la etapa 9 del Giro, fue pura catarsis.
Hay muy pocas victorias que se sientan así. Se me pone la piel de gallina solo de recordarlo”.

Meses después llegó la segunda joya: una exhibición tremenda en Montmartre, donde dejó atrás al mismísimo Tadej Pogačar en la última etapa del Tour de Francia.
“Pensé que ni correría por el mal tiempo”, bromeó. “Cuando lo vi a mi lado me hundí… pero ahora me alegro: esa victoria vale el doble así”.

Menos triunfos, pero más significado

Aunque 2025 fue su temporada más pobre en número de victorias desde 2018, Van Aert asegura que ha ganado algo más valioso que un palmarés: perspectiva.
Ahora sé que correr es dar mi máximo. Hay menos victorias, pero las valoro mucho más”.

Objetivo declarado: Flandes, Roubaix… y volver a la Strade

El belga sigue apuntando alto.
Si yo no creo que puedo ganar el Tour de Flandes, entonces solo tres ciclistas en el mundo deberían creerlo”, afirmó.
También mantiene vivo el sueño de París-Roubaix, donde ya fue segundo, y confirmó que regresará a la Strade Bianche en 2026, una carrera que siente parte de su propia reconstrucción emocional.

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