Cuando el vestuario se rompe: lo que realmente pasó entre Juan Ayuso y UAE
La salida de Juan Ayuso de UAE Team Emirates XRG no fue un accidente ni una decisión tomada en caliente. Fue el desenlace de una tensión prolongada, silenciosa y cada vez más visible. Durante meses, el equipo y uno de los talentos más brillantes de su generación caminaron en la misma dirección… pero nunca al mismo ritmo.
Ahora, con el divorcio ya consumado, empiezan a escucharse testimonios que ayudan a entender por qué la relación terminó siendo insostenible. Uno de los más claros ha sido el de Florian Vermeersch, que ha puesto palabras a sensaciones que hasta ahora solo se comentaban en voz baja dentro del pelotón.
Una impresión que no se borra
Vermeersch insiste en que no habla desde el conflicto personal. Apenas coincidió con Ayuso en una concentración. Sin embargo, ese breve contacto fue suficiente para marcarle.
“No es alguien con quien tenga relación. Ni buena ni mala”, explica. “Pero en ese stage entrenaba constantemente por delante del grupo, separado. Para mí, eso refleja una forma de entender el ciclismo”.
No es una acusación directa, sino una lectura de actitudes. Y encaja con la imagen de un corredor que siempre pareció ir un paso por delante… también fuera del guion colectivo.
Un encaje que nunca terminó de funcionar
Sobre el papel, Ayuso y UAE eran la combinación perfecta: talento joven, estructura dominante, recursos ilimitados. En la práctica, el encaje fue perdiendo solidez con el paso del tiempo. En el Tour de Francia 2024, su rol quedó diluido entre problemas físicos y una retirada que aumentó la sensación de desorientación. El Giro de la temporada siguiente debía marcar un antes y un después, pero una caída volvió a frustrar el plan.
Cada tropiezo sumaba una capa más de distancia entre corredor y equipo.
El punto de ruptura
La Vuelta a España fue el escenario donde todo terminó de explotar. Lo que hasta entonces se había gestionado de puertas adentro pasó a ser un conflicto público. Ayuso criticó abiertamente la forma en la que se manejó su salida y cargó contra la dirección del equipo, rompiendo cualquier puente posible.
A partir de ahí, el desenlace era inevitable.
El contraste que define la cultura UAE
Vermeersch fue más allá al establecer una comparación implícita con Tadej Pogacar, el hombre que marca el pulso del equipo.
“Con Pogacar todo es diferente”, señala. “Desde el primer día se preocupa por crear grupo, por integrar a la gente. Incluso fuera de la bicicleta. Es alguien que entiende que el equipo también se construye lejos de la carretera”.
No es una cuestión de carisma, sino de convivencia.
Talento sí, retorno no siempre
El análisis final del belga es tan frío como directo. “Cuando el equipo trabaja para él y todo va bien, no hay problemas. Pero cuando la situación se complica o le toca devolver ese esfuerzo, es cuando surgen las tensiones”.
La conclusión no deja lugar a dudas. “Perderemos carreras sin Ayuso, porque es un corredor de nivel mundial. Pero en términos de ambiente y dinámica interna, su ausencia no será tan determinante”.
Una reflexión que resume por qué, en la élite actual, no basta con ser fuerte. Hay que saber cuándo tirar… y cuándo esperar al resto.
20 dic. 2025


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